En algún momento lo deseamos, después, lo necesitamos. Sin adulterar tu organismo, tus manos tiemblan, tus piernas se hinchan, el estómago se contrae, tus sentidos se agudizan, tus pulmones crecen. Todo esto pura adrenalina y velocidad. Mientras que el sentido común nos reclama bajar el ritmo y recuperarnos, algo interior nos pide que demos un poco más y que pedaleemos más rápido para llegar antes a la meta. ASI ES LA RUTA.

Raleigh México.